EL VERANO DE MI VIDA

“Recuerda por qué empezaste. Y escríbelo”. Hace unos días leí esta frase en mi agenda de LuciaBe. Y fue como leer un mensaje escrito para mí en el momento preciso.

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Y aquí estoy, escribiendo en busca de ese “para qué” que me motivó a emprender con Mirada Creativa allá por 2013.

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Partiendo de que estoy enormemente agradecida a la vida por poder trabajar de aquello que quiero, y vivir de ello. No voy a vender que mi vida es perfecta ni mucho menos. Cuando llegó la pandemia yo estaba en un muy buen momento profesional, con muchos proyectos en marcha, y personal, con un embarazo de 6 meses.

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El primer confinamiento fue todo un reto para mi como para todos. Mirada Creativa se resintió un poco, no mucho, así que tampoco me quejo por ello. Luego llego Will, mi precioso hijo, y todo mi encaje de bolillos se fue al garete. Porque da igual lo que te cuenten de la maternidad que hasta que no eres madre no te haces una idea de la envergadura del asunto.

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Me lo tomé con calma porque era verano y yo siempre bajo el ritmo en verano, pero cuando llegó septiembre de 2020 yo no estaba preparada para volver a Mirada Creativa como antes de ser madre. La pandemia seguía sembrando más y más incertidumbre a la ya normal de la vida de una autónoma.

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Aún así me puse las pilas y compaginé, no sé ni como, crianza con emprendimiento. Pasaron los meses y fui arrastrando agotamiento, estrés, ansiedad y una sensación constante de no llegar a nada.

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Pero eso no es todo. Una que es de complicarse mucho la vida, a veces. Dos semanas antes de que naciese Will, mi marido y yo tuvimos la genial idea de comprar un chalet antiguo para reformar. Así que, a todo lo demás, sumadle una reforma!!! Una locura absoluta.

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10 meses después de ser madre y de trabajar mes a mes en proyectos nuevos de Mirada Creativa, conseguimos concluir la reforma y hacer la mudanza. Si alguno de los que me leéis os habéis mudado alguna vez sabréis lo que eso supone y más si cabe con un bebé.

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Finales de abril de 2021. Ya nos hemos mudado, aunque el 80% de las cajas siguen esperando ser vaciadas. Will tiene ya 10 meses. Han sido 10 meses de lactancia a demanda, sin guardería y haciendo encajar los turnos de mi marido con los míos. Pero hemos sobrevivido y oye, ni tan mal.

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Entonces me digo a mi misma, Ana, te quedan 2 meses de curro y en julio te tomas dos meses de descanso que te los has ganado. Un verano sabático de esos que no tienes desde los 15 años. A disfrutar de la piscina de la nueva casa, de tu hijo y de no hacer “NADA”.

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Pero la vida a veces te tiene preparados planes diferentes a los que tú te montas en la cabeza. En junio de 2021, a las puertas de mis ansiadas vacaciones, voy al traumatólogo a que me mire un bultito de la mano derecha y entre prueba y prueba me dicen que es un tumor y que hay que operar sí o sí porque se me ha comido el hueso. Te puedes imaginar mi cara de incredulidad. Pero vamos a ver Doctor, que tengo un hijo de 12 meses que se pasa la mitad de su vida al brazo, ¿cómo voy a operarme yo de la mano derecha y pasarme de 2 a 3 meses de recuperación?, ¿no me puedo pegar el verano de mi vida, y ya si eso, en septiembre- octubre hablamos? A lo que el Doctor me dice, -tu verás, pero se te va a partir el dedo y será peor-.

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Así que, ya os podéis imaginar mi verano. Ni piscina ni relax ni nada de lo que tenía pensado. Una operación con injerto de hueso y muchos tornillos. Mucho dolor y una hora y media de rehabilitación al día durante todo el verano. Una autentica fiesta!!!

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Y todo esto os lo escribo ahora que he vuelto a aprender a escribir con el dedo chungo, porque todavía está muy lejos de estar bien.

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Pero por alguna razón hoy me siento más agradecida con la vida que antes de que todo esto pasase. Si algo me ha enseñado la vida de autónoma, es a vivir con la constante incertidumbre, a sortear mil obstáculos y a planificar para después partir de cero. Y es que, esto es la vida. Como decimos aquí, “el hombre propone, y dios dispone”.

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Y ahora que de nuevo estoy en septiembre, aunque ya en 2021, vuelvo con energías renovadas, pero sobretodo con mucho aprendizaje. Recuerdo perfectamente las razones que en 2013 me llevaron a emprender con Mirada Creativa, y aunque mi vida ha cambiado muchísimo, las más importantes siguen intactas. Vivir haciendo lo que me gusta, siendo libre y ayudando a otras personas a lograr su sueño dando forma a su idea de negocio.

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Hace más de 9 años empecé con mucha incertidumbre y muchísima ilusión. Y hoy, después de todo lo vivido tengo más ilusión si cabe y el convencimiento de que esta es la vida que quiero.

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Y aunque esta es solo mi historia, la comparto contigo para que veas que si tienes claro lo que quieres, las piedras del camino no harán sino reforzar ese sentimiento. Que el camino no es fácil para nadie y que estamos constantemente adaptándonos a lo que acontece, pero que eso es lo bonito, aprender a surfear en la incertidumbre y dejar de verla como algo negativo sino como un regalo.

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Las vidas perfectas solo existen en Instagram 😉

Ana Miralles
anamiralles@miradacreativa.es

Mi nombre es Ana Miralles Rubert y soy diseñadora por vocación, emprendedora y fundadora de Mirada Creativa.

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